Los agentes Mauro Díaz Cáceres y Nicolás González Montes de Oca están acusados de perseguir y asesinar por la espalda a un chico de doce años que estaba desarmado. “El poder político siempre quiso instalar que se trató de un enfrentamiento”, se queja la familia.
En una Tucumán convulsionada por la sucesión de Juan Manzur, el gobernador devenido a jefe de Gabinete nacional, comenzó el juicio contra el par de policías acusado del crimen alevoso de Facundo Ferreira, de apenas doce años, cometido en 2018. “Nuestra única expectativa es obtener justicia”, sostuvo el abogado de la familia.
Los jueces de la Sala I de la Cámara Penal Conclusional empezaron ayer a decidir la suerte de Mauro Díaz Cáceres y Nicolás González Montes de Oca, imputados del delito de homicidio agravado por alevosía en el abuso de la función como miembros de las fuerzas policiales y por la utilización de un arma de fuego, en concurso ideal con el delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público que prevé una pena máxima de prisión perpetua.
“El juicio es un espacio que la familia necesitaba y esperaba con mucha ansiedad. Después de más de tres años, nuestra única expectativa es obtener al fin justicia”, indicó el abogado Carlos Garmendia, quien representa a la querella.
Durante la primera jornada declararon dos jóvenes que estaban con Facundo la noche en que fueron perseguidos y baleados por los dos agentes. Los testigos, menores al momento de los hechos, corroboraron la acusación que en su momento había hecho la fiscal Adriana Giannoni: hubo una “cacería” en donde los policías vaciaron sus escopetas cargadas con postas de gomas y comenzaron a gatillar sus pistolas reglamentarias. El plomo fatal que ingresó por la nuca de Facundo fue disparado por Díaz Cáceres a menos de un metro de distancia. Luego se supo que su impulso criminal estaba estimulado con cocaína.
“Lo novedoso de la declaración de los imputados ante el tribunal –dice Garmendia– es que esta vez el relato estuvo más ´armado´. Durante la investigación, la fiscal demostró que estos policías habían perseguido a los chicos sin una razón, solo salieron a buscarlos como si fuera una cacería. En el juicio declararon que comenzaron la persecución porque una persona les había hecho la seña de que los chicos estaban armados. Es muy burdo, pero ellos son imputados y tienen derecho a mentir. Y los hicieron a pleno”.
Doctrina Bullrich
En la audiencia inaugural también se escucharon los testimonios de la madre y la abuela de Facundo. A Romina, la madre, la angustia le cerró la garganta y su declaración fue escasa. Mercedes, la abuela, no se calló nada. Enumeró cada una de las presiones que recibió por parte de la policía de Tucumán, que incluyó una balacera al frente de su casa que terminó con Sultán, el perro de Facundo, también asesinado. Por último, recordó la visita del ministro de Seguridad provincial, Claudio Maley, y su oferta de abrirle una panadería a la familia a cambio de callar su denuncia de gatillo fácil.
“El poder político siempre quiso instalar que Facundo estaba armado y que se trató de un enfrentamiento. Hasta Patricia Bullrich (entonces ministra de Seguridad de la Nación) salió defender a los policías”, reclamó Garmendia.
Durante la madrugada del 8 de marzo de 2018, los policías comenzaron a perseguir a Facundo, que iba de acompañante en la moto de un amigo, luego de ver las “picadas” en la zona del parque 9 de julio. Pese a que la investigación probó que se trató de un fusilamiento por la espalda contra un chico desarmado, Díaz Cáceres –el autor material– sigue realizando tareas administrativas dentro de la fuerza. Su compañero, Monte de Oca, tuvo menos suerte y está preso: lo descubrieron cuando quiso robarle la cartera a una mujer en la calle.
Fuente: Tiempo Argentino