Los líderes globales tuvieron su primer encuentro durante la 28ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28). El secretario general de la ONU, Antònio Guterres, dijo que transición a las energías renovables debe impulsarse de forma urgente.
El recinto de la Expo Dubai donde se celebra la Cumbre de Cambio Climático (COP28) se vio revolucionado con la llegada de los jefes de Estado, reyes y emires que entre hoy y mañana darán sus discursos con mensajes a sus negociadores. Con el temprano acuerdo respecto de la puesta en marcha del fondo para las pérdidas y daños que causa el cambio climático, el foco del debate pasa a estar ahora en el lenguaje que se utilizará respecto de la eliminación de los combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas. Y todo esto sucede en un país petrolero.
Los informes científicos que se han conocido durante este año señalan claramente a la industria petrolera como la responsable de la acumulación brutal de gases de efecto invernadero en la atmósfera que causan el calentamiento global. Lo dicen los informes de científicos expertos en salud, los oceanógrafos, los físicos y los meteorólogos. Y también la propia Agencia Internacional de Energía, cuyo último reporte sostiene que la producción debería frenar este año.
Sin embargo, no será fácil reflejar en el texto final de esta cumbre la decisión de terminar con el consumo de combustibles fósiles, ni siquiera anteponiendo el adverbio “gradualmente”.
En el inicio de la denominada Climate Action Summit, el segmento de alto nivel de esta COP28, el secretario general de las Naciones Unidas , Antònio Guterres, lo dejó muy claro: “No podemos salvar un planeta en llamas con una manguera de combustibles fósiles”.
Luego de visitar la Antártida y ver en persona cómo el hielo va desapareciendo de los polos, inauguró la sesión con un discurso encendido: “La ciencia es clara, el límite de 1,5ºC solo es posible si dejamos de quemar todos los combustibles fósiles” de manera progresiva y con un calendario claro. “No reducirlos. Abandonarlos”, insistió.
En su discurso ante 140 mandatarios internacionales, el líder de Naciones Unidas también señaló otros dos objetivos a alcanzar en la cumbre: triplicar la capacidad de generación de energías renovables y duplicar la eficiencia energética.
“Tengo un mensaje para los dirigentes de las empresas de combustibles fósiles: no sigan apostando por un modelo de negocio obsoleto y lideren la transición a las energías renovables” pues el camino hacia la sostenibilidad climática “es también la única vía viable para la sostenibilidad económica de sus empresas”.
En este contexto, pidió a los gobiernos que ayuden al sector a tomar la decisión correcta “regulando, legislando, poniendo un precio justo al carbono, acabando con las subvenciones a los combustibles fósiles y adoptando un impuesto sobre los beneficios extraordinarios”.
El discurso de Guterres fue muy celebrado aquí, sin embargo, no estaban para escucharlos los presidentes de los Estados Unidos y China, Joe Biden y Xi Jinping, dos de los países más contaminantes del mundo. Mañana participará la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris y hay expectativa por lo que diga.
Entre los asistentes estuvieron el príncipe heredero Mohammed Bin Salman, de Arabia Saudita, uno de los principales productores de petróleo, y el primer ministro de la India, Narendra Modi, cuyas ciudades más grandes están notoriamente afectadas por la contaminación atmosférica y su mala calidad del aire.
También estuvieron los presidentes Emmanuel Macron, de Francia; Cyril Ramaphosa de Sudáfrica, Abdel Fattah el -Sissi, de Egipto y Recep Tayyip Erdogan, de Turquía.
Con el 2023 declarado oficialmente como “el año más caluroso de los últimos 125.000 años” y las sequías, inundaciones y olas de calor cada vez más extremas y frecuentes, el presidente brasileño Lula Da Silva puso como ejemplo la sequía en la Amazonía brasileña y los ciclones en el sur del país: “La ciencia y la realidad nos muestran que esta vez la factura ha llegado antes. El planeta ya no espera a pasar la factura a la próxima generación y está harto de acuerdos climáticos incumplidos”, aseveró.
Multilateralismo
Para Lula, las ayudas financieras a países necesitados no llegan a pesar de los “discursos elocuentes”, pero “vacíos”, que requieren “acciones concretas” porque “la factura del cambio climático no es igual para todos y llegó primero para las más pobres”.
“¿Cuántos líderes mundiales están realmente comprometidos con salvar el planeta?”, se preguntó. Y también se refirió al multilateralismo: “El planeta está harto de acuerdos climáticos incumplidos. Tenemos que volver a creer en el multilateralismo. Es inexplicable que la ONU, a pesar de sus esfuerzos, sea incapaz de mantener la paz, simplemente porque algunos de sus miembros se benefician de la guerra”.
El gobernante recordó que solo el año pasado el mundo gastó más de 2.000 millones de dólares en armas y “esa cantidad podría invertirse en la lucha contra el hambre y el cambio climático”.
Pese a todos los problemas del mundo, “el cambio climático se destaca con diferencia como la cuestión definitoria de nuestra era”, afirmó el presidente de Kenia, William Ruto.
Ruto y muchos de los líderes repitieron los principales objetivos de los organizadores de la conferencia de triplicar la energía renovable y duplicar la eficiencia energética. Esos objetivos no son controversiales, pero sí lo es qué hacer con los combustibles fósiles.
En un sentido similar Gustavo Petro, presidente de Colombia, dijo: “Si los portadores de la riqueza del norte, intensiva en consumo de carbono, no permiten apagar las chimeneas emisoras, es decir no dejan de consumir petróleo, carbón y gas; se romperán de manera irreversible los pilares que sostienen la existencia de la vida humana en el planeta, pero esa ruptura se generará de manera desigual. La mayor parte de las víctimas climáticas, que se contarán por miles de millones, estarán en los países que no emiten CO2 o muy poco. Sin transferencias de riqueza del norte al sur, las víctimas climáticas cada vez tendrán menos agua líquida en sus hábitats y se trasladarán al norte, a donde los deshielos permitirán el agua dulce. El éxodo será de miles de millones”.
Hace poco más de tres semanas, la Agencia Internacional de Energía (AIE) difundió un informe en el que sostiene que la demanda mundial de combustibles fósiles tendrá su pico de demanda en 2030 por el avance de las energías renovables, en especial la solar y la eólica. También sostiene que la producción de los combustibles debe terminar este mismo año si se quiere frenar el aumento de la temperatura promedio global en 1.5ºC.
El documento de la agencia señala que la inversión actual de 800.000 millones de dólares en petróleo y gas debería tener por lo menos una reducción del 50% si se quiere “salvar el clima”. El sector, según la agencia internacional, es responsable de más del 60% de las emisiones de metano, un gas que atrapa aproximadamente 87 veces más calor que el dióxido de carbono en una escala de tiempo de 20 años y que, además, también es responsable de más de dos tercios de las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la actividad humana.
La agencia considera todavía “posible, pero muy difícil” poder cumplir con el objetivo de limitarlo a 1,5°C propuesto por el Acuerdo de París en 2015, y eso pasaría en primer lugar por una inflexión mucho más marcada que lo anticipado en el uso de combustibles fósiles.
Porque aunque se toque techo durante esta década, algo que se supone que está ocurriendo con el carbón y sucederá a finales del decenio con el petróleo y el gas, con un pico para las emisiones hacia 2025, seguirán cubriendo en torno al 73% de la demanda global de energía en 2030.
Un 40% de los coches vendidos en 2030 serán eléctricos. En el caso del petróleo, la demanda que viene del sector del transporte ha dado un giro sin precedentes. Si en 2020 uno de cada 25 coches nuevos que se vendieron en el mundo era eléctrico, este año va a ser casi uno de cada cinco y el movimiento se está acelerando más de lo que los autores del estudio habían anticipado.
Pero por enorme que pueda parecer este cambio, los expertos de la AIE destacan que el potencial de expansión de esta tecnología es mucho mayor, ya que si bien para 2030 se podrán fabricar en todo el mundo placas solares para instalar 1.200 gigavatios anuales, con las políticas actuales sólo se instalarán 500 gigavatios cada año.
Infobae