Las “propuestas para encarar las problemáticas del hambre y dilapidación de alimentos” planteadas por Javier Souza Casadinho no son nuevas. Muy por el contario, muchas de ellas ya se han encarado con diferentes grados de éxito y continuidad. Las hay más realistas y más utópicas, pero todas son factibles y viables si logramos cierto nivel de empatía, consenso, orden y organización.
En principio las propuestas que voy a plantear no son nuevas, muy por el contario muchas de ellas ya se han encarado con diferentes grado de éxito y continuidad. Las hay más realistas y más utópicas, pero todas son factibles y viables si logramos cierto nivel de empatía, consenso, orden y organización.

Propuestas para resolver el problema de hambre:
- La autoproducción de alimentos. Constituye una de las estrategias puestas en juego desde hace mucho tiempo, ya por los migrantes transoceánicos como por los de Latinoamérica y por poblaciones criollas, pero que se fue perdiendo en las últimas décadas. Si bien el cultivo de hortalizas, la cría de gallinas y el cultivo de frutales no alcanzan a resolver todos los problemas de alimentación de una familia, posibilita la obtención de comestibles de alta calidad y en momentos oportunos. Además la huerta cumple con otros objetivos, posibilitando ocupar el espacio de nuestra casa, nuestro tiempo, nos tornamos más independientes, etcétera. Con los residuos orgánicos se puede hacer abono compuesto que a su vez puede utilizarse para mejorar el suelo de nuestra huerta.
- Facilitar el acceso a bienes comunes naturales; la tierra, el agua y las semillas de tal manera que los residentes, fundamentalmente de áreas rurales y periurbanas, puedan producir sus alimentos y además colocarlos en los mercados de cercanía. En este caso cabe recordar que los procesos de expulsión de productores, la valorización de los precio de la tierra, la expansión de los “agronegocios”, han determinado una fuerte concentración de la tierra mientras que la expansión de las actividades mineras, la instalación de barrios cerrados, la expansión del área bajo cultivo de vegetales para la exportación, junto a las fluctuaciones de las lluvias, han determinado una fuerte puja por el agua para consumo humano y para el riego.
- Facilitar la instalación de mercados de cercanía. En este caso no solo se posibilita un acercamiento entre los productores y consumidores eliminado a los intermediarios, junto con el costo que esto implica, sino que se reduce el costo de transporte y combustibles, que producen gases de efecto invernadero. Incluso se producen menos desperdicios, dado que el transporte es menor, sino que además se pueden planificar mejor las cosechas al establecer un diálogo entre productores y consumidores. En este caso también se reducen los embalajes y los residuos que estos generan. Incluso es necesario profundizar instancias de acercamiento entre consumidores y productores dentro de la economía social; venta de bolsones, cajas, bolsas de alimentos sean de manera directa, ventas por internet, etc.
- Acceso a salarios dignos; El dinero en nuestros bolsillos nos da la libertad de elegir. Si cada trabajador/a puede acceder a trabajos registrados, con sueldos dignos y con adecuadas condiciones laborales, podrá obtener sus alimentos en el mercado sin mediación alguna.

Propuestas para resolver el problema de la dilapidación de alimentos
- La comunidad que sostiene a la agricultura (CSA). En este caso los productores/as y potenciales consumidores planifican juntos las actividades de siembra, la cría de gallinas e incluso cría de ganado para la producción de leche. Se decide en común las dos preguntas claves de los procesos productivos ¿Qué y cuánto producir? Mientras que está claro el ¿Para quién? En este caso se realiza una planificación de las siembras, cosechas, cría de animales, aportando los consumidores el dinero para las compras de insumos y tecnologías y el pago de las retribuciones a los trabajadores. En estas experiencias se reducen los costos financieros y los costos de transportes. No se producen desperdicios dado que la cosecha se realiza ajustando la demanda y en general, dado que las experiencias de cultivo se basan en la agroecología, los alimentos son de alta calidad intrínseca.
- En el caso de las hortalizas y los frutales se deberían analizar y posibilitar el desarrollo de experiencias donde “los vecinos” o miembros de instituciones intermedias puedan cosechar de manera organizada, pagar a un precio justo y consumir aquellos productos que de otro modo no se cosecharían. Claro está, se requiere organización, capacitación, instancias de encuentro, discusiones para organizar este proceso. En este caso no sólo quedarían sobre el terreno o tirarían menos alimentos en las chacras sino que además, los productores podrían obtener mayores ingresos y los consumidores lograrían acceder a alimentos de calidad. Se produciría menos gas metano en los procesos de pudrición y además se generarían menos necesidad de combustible en la fase de transporte.
- También podría darse la compra por parte de las instituciones del estado (escuelas, hospitales, instituciones de protección de niños o adultos mayores), que pueden adquirir estos alimentos a menores precios. En esta instancia, posible y viable, se requiere una adecuada planificación de las secretaria de desarrollo local de cada municipio y los productores/as de alimentos a fin de conocer qué se produce y cuánto en cada territorio. Establecer un adecuado sistema de contralor público – privado.
- Las donaciones; cualquier sistema productivo agrario de alimentos, no solo las huertas y las chacras de frutales, sino además las industrias, los supermercados, los comercios minoristas podrían donar aquellos alimentos que no logran alcanzar el mercado o no son adquiridos en los comercios. Aquí también se requiere planificación adecuada entre las organizaciones de productores, el estado y los consumidores, organizando “casas de alimentos”. No es imposible con una adecuada planificación y solidaridad.
- Transformar los residuos orgánicos en biogás. Todos los materiales biodegradables sometidos a descomposición en condiciones anaeróbicas, en ausencia de gas oxígeno, generan gas metano que producido y conducido de manera adecuada puede utilizarse para reemplazar otros tipos de combustibles, por ejemplo para la generación de energía a ser utilizada en las viviendas y lugares de trabajo. En esta situación los residuos, descompuestos de manera apropiada, pueden reemplazar a otras fuentes de energía como el petróleo, el gas y la energía atómica.
- Alimentación de animales. Esta tarea se realiza en la actualidad en pequeña escala por cientos de criadores de gallinas, cerdos, ovejas, quienes recolectan los residuos orgánicos en comercios minoristas. Cabría enriquecer este proceso con una mejor organización y articulación entre los generadores de residuos y los productores agropecuarios, a fin de mejorar las instancias de recolección y transporte de los residuos, las condiciones de vida de los animales, así como para preservar la inocuidad de los alimentos producidos.
- Por último, aquello que no podemos cosechar, intercambiar, comercializar en los mercados locales podemos compostarlo. Las variantes pueden se individuales y colectivas. Todos los materiales biodegradables pueden ser sometidos a procesos de humificación, transformándolos en abono orgánico para ser utilizado en huertas, jardines, incluso en cultivos extensivos. Los residuos se transforman en abono, y el abono en alimento, reduciendo la emisión de gases de efecto invernadero. En este caso se pueden organizar emprendimientos colectivos locales a fin de trasformar esos residuos en abono, que puede comercializarse a fin de mejorar las condiciones químicas, físicas y biológicas de los suelos. Resulta especialmente necesario la utilización de abono para mejorar las condiciones de infiltración y retención del agua en los suelos, máxime en condiciones de cambio climático. El abono orgánico constituye una de las mejores alternativas para almacenar el carbono en el suelo, evitando su dispersión en el aire generando efecto invernadero.
En este caso se requiere organización social, un lugar y herramientas para realizar las tareas, así como capacitación en temas específicos relacionados con el proceso de compostaje.
Todo lo que planteamos es posible requiriéndose organización, discusión, compartir aprendizajes y saberes, junto a la imaginación y creatividad.
Fuente: Diario Huellas