El joven perdió el 30% de la movilidad de su mano derecha por un accidente del que la presidenta de Comerciantes Unidos, en ese momento su empleadora, nunca se hizo cargo, ni siquiera para llamar a una ambulancia.
Agustín Agüero, un empleado de comercio que trabaja en el sector desde hace 11 años, denunció por explotación y violencia laboral a la presidenta de Comerciantes Unidos, Carol Ramos, para quien trabajó durante cuatro años sin estar registrado. Dio detalles de las lamentables condiciones en las que debía trabajar, realizando incluso tareas extra que no se correspondían a su labor y que tuvieron como consecuencia un grave accidente laboral por el que perdió parcialmente la movilidad de su mano. Desde hace tres meses espera una respuesta por parte del Ministerio de Trabajo.
Según contó, todo comenzó en 2017, cuando comenzó trabajar con Ramos. “Juro que fue la peor decisión que pude tomar en mi vida porque fueron muchos momentos de explotación, malos momentos- se lamentó Agüero-. Perdí mi pareja por estar más al pendiente de la señora Ramos que de mi vida personal. Había días en que estaba hasta 18 horas adentro del negocio o en su casa haciendo algún arreglo. No tenía vida”.
“El primer acuerdo que habíamos hecho es que yo me encargaba de la parte de ventas, ella tiene un local de electrodomésticos usados, venta y probar las cosas que entraban por empeño, por compra de ella”, relató sobre su llegada al local comercial de Ramos. “Con el pasar del tiempo empecé a hacer de plomero, de electricista, de albañil. Un día me tuve que subir, con 34 grados de temperatura, a arreglarle el techo por las lluvias. En un local de más de 7, 8 metros de altura”, agregó afirmando luego: “Me pagaba de manera informal, semanalmente. No tenía ART, no tenía vacaciones, no tenía obra social, no tenía nada”.
Además, denunció que era sancionado si se negaba a realizar algún trabajo, aun cuando se trataba de tareas que él no manejaba. “Si no sabía hacer algo ella me decía que sí o sí tenía que aprenderlo porque era mi trabajo, sino me terminaba sancionando, me descontaba horas de trabajo con su cuaderno de firmas. Llegaba de un día para el otro idiota y se desquitaba conmigo”.
Siguiendo con su relato, señaló: “Me cansé, venía de meses de cansancio extremo. Para el feriado que hubo por carnaval yo tenía programado un viaje, quería salir de la provincia, quería descansar. Me lo negó, me dijo que sí o sí me tenía que quedar a trabajar porque ella me necesitaba. Me dijo que si yo no iba me iba a despedir. Decidí cancelar todo, perdí muchísimo dinero en ese viaje, y ahí fue el punto de inflexión, estaba cansado de la vida esa”.
Así las cosas, dio detalles de la grave situación que lo llevó a tomar la decisión de renunciar, ocurrida a fines de junio. “El punto terminal fue cuando tuve un accidente adentro de su local. Cuando llego la mañana esa nos damos cuenta de que el pelotero de fiestas infantiles, donde también trabajaba, se habían levantado unos cerámicos del piso”, contó. En ese momento, según su relato, Ramos le pidió que lo arreglara, molestándose ante la negativa de Agüero. “Le dije que no soy ceramista, se enojó y tuve que acceder a hacerlo. Saqué una amoladora, puse un disco de corte. No sé qué es lo que habrá pasado, la cosa es que el disco de corte reventó, puse mi mano, me saltó a la mano y me sacó un pedazo. Me corté parte del tendón, perdí el 30% de la movilidad del dedo”, aseveró.
Aun ante la gravedad del momento, aseguró que Ramos no tuvo ni la menor intención de asistirlo u ofrecerle ayuda alguna. “Estaba con el celular en la mano y no llamó a la ambulancia”, recordó señalando que debió subir a un remis para llegar al hospital San Bernardo, en donde debió decir que el accidente había ocurrido en su vivienda, no así en su lugar de trabajo, puesto que no contaba con obra social ni ART.
“Estuve media hora en la guardia del San Bernardo, el doctor me dijo ‘casi te cortas el tendón, está muy dañado, no vas a poder movilizar la mano de ahora en adelante’. Estuve un mes sin trabajar porque aparte trabajaba de cadete a la noche en una pizzería y no podía manejar- continuó-. Cuando salgo del San Bernardo le mandé un mensaje y le dije ‘yo me voy a mi casa’. Me dijo ‘no, no te vas a tu casa, te venís al negocio, tenés que seguir trabajando’. Me quedé tildado y me volví al negocio. Me dijo ‘no sé, hacé trabajos chiquitos, atendé a la gente’. Yo con la mano toda ensangrentada porque el médico no se iba a poner a limpiarme dedo por dedo toda la sangre que tenía”.
Tras este episodio, Agüero continuó trabajando una semana más en el local de Ramos. “El punto culmine fue cuando me hizo que baje una mesa de más de 40 kilos, desde el segundo piso de su casa, para llevar al negocio. Yo solo, con una sola mano. Ahí fue mi punto de hartazgo, discutimos y decidí retirarme porque no aguantaba más. Me fui directamente al Ministerio de Trabajo, presenté la denuncia por el accidente, porque estuve 4 años sin estar blanqueado, y por muchos temas más. Vivía un constante estrés, irritabilidad, tenía ansiedad en ese tiempo. Era muchísimo lo que pasé en ese lugar”, narró angustiado.
Sin embargo, señaló: “Hasta el día de hoy sigo esperando el llamado del Ministerio de Trabajo para que me llamen a la audiencia, cosa que nunca pasó. El mediador que me atendió me dijo que en una semana me estaban llamando. Él le mandó la carta documento, la llevé al correo, y de ahí no supe nada más”.
Además, contó: “Cuando puse la denuncia, mi moto había quedado adentro de su local, no me la podía llevar, y cuando la quise recuperar me acusó de que yo había robado la moto esa, que tenía pedido de secuestro, que yo era un ladrón, que iba a denunciar que yo le había robado cosas de su negocio, cuando no tiene pruebas de nada. A esa moto la compré en 2019 con un préstamo que saqué porque era algo que necesitaba, y trabajando 16 horas corridas, nunca me pude comprar nada con el sueldo. La policía se llevó la moto a la comisaría, estaba todo legal, la moto es mía, está a mi nombre”.
Señaló que, tras realizar la denuncia, Ramos se ocupó de hostigarlo y amenazarlo para amedrentarlo. “Me mandaba mensajes diciendo que ella no quería comenzar una guerra conmigo, que deje de molestarla porque, sino, se iba a pudrir todo. Yo era el único empleado, siempre le pedía que contrate a alguien que me ayude porque yo no podía con todo. Pero se iban a los dos, tres días, a la semana. Un solo muchacho duró cuatro meses”.
“Me tuve que dedicar a seguir buscando trabajo porque necesito subsistir. Soy un hombre de 26 años que, si no trabajo, no como”, expresó el joven para luego destacar que hoy se encuentra trabajando bajo condiciones notoriamente mejores a su experiencia como trabajador de Carol Ramos. “Conocí gente buena y me llamaron para trabajar. Hoy en día estoy trabajando cómodo, estoy trabajando tranquilo, me respetan el horario, me respetan el sueldo, me respetan mi tiempo. El mes que viene ya me ponen en blanco, hace un mes comencé a trabajar. Me están pagando obra social, ART. Es un ambiente de trabajo totalmente diferente a lo que yo estaba acostumbrado a vivir con esa persona”, detalló.
El joven lamentó que sea precisamente Ramos quien presida a Comerciantes Unidos, aunque afirmó: “No es la única, yo conozco demasiados comerciantes que son de la misma calaña. En el centro hay varios que están cortados por la misma tijera. He trabajado en muchos comercios en estos 11 años que me dedico al comercio, he visto muchísimas cosas y no es la única. No me sorprende que algunos del sector del comercio la apañen, porque sé cómo son”.
El joven pidió que Ramos “obtenga lo que se merece”, y cerró: “Una persona así, con ese destrato que tiene hacia los empleados, siempre trata de rebajarte. Y a esto nadie lo quiere decir, hasta el día de hoy no he visto que ningún medio salga a hablar sobre el tema de los empleados de comercio, que es un sector bastante golpeado, bastante mal pagado, y donde a mayoría padece lo que yo padecí”.
Maltrato y discriminación
La figura de Carol Ramos, presidenta de Comerciantes Unidos, cobró relevancia cuando, durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio decretado por Nación, iniciaron desde el sector una serie de manifestaciones pidiendo volver a su actividad.
Sin embargo, la notoriedad de la referenta no responde solo a estos reclamos, en los que abogaba por los derechos de los trabajadores y cuestionaba el accionar policial durante las manifestaciones. Sucede que la denuncia por la conducta violenta ejercida contra el trabajador, tiene su correlato en las violentas declaraciones que expresó a través de diferentes medios en contra de manteros y vendedores ambulantes.
Así Ramos, no conforme con exigir mayor rigurosidad en el control de la venta ilegal pidiendo incluso la intervención de Migraciones, en un claro acto de xenofobia, no dudó en exponer ante el propio Ministerio de Trabajo su posición contra los derechos laborales, cargando contra el trabajo de los sindicatos y pidiendo poder explotar a los trabajadores los domingos y feriados.
Fuente: Somos Tierra – FM Noticias 88.1 MHz.