Organizaciones de sociedad civil presentaron en Alemania una queja para que se investigue la responsabilidad de la empresa en los impactos negativos que trae el uso de semillas transgénicas y agroquímicos a base de glifosato.
Una coalición de organizaciones de la sociedad civil de Brasil, Paraguay, Bolivia, Alemania y Argentina presentaron una queja ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) contra Bayer AG. El reclamo responsabiliza a la empresa por los graves impactos en el ambiente y en los derechos humanos que genera la agricultura industrial en Sudamérica. La presentación, cabe aclarar, se realizó mientras la empresa realiza su asamblea de accionistas.
El recurso ante la OCDE documenta cuatro casos concretos que muestran los impactos negativos de este modelo agrícola en áreas donde Bayer AG comercializa sus productos ampliamente. Como parte de la denuncia, el Centro de Estudios Legales y Sociales (Argentina), Terra de Direitos (Brasil), BASE-IS (Paraguay), Fundación TIERRA (Bolivia), Misereor y ECCHR demandan a Bayer AG que realice cambios sostenibles en sus prácticas empresariales con el fin de respetar los derechos de las comunidades locales y el medio ambiente.
Tras una investigación y numerosas entrevistas con comunidades afectadas, desde el CELS comprobaron que “la empresa promueve en Sudamérica un modelo de agricultura que provoca inseguridad alimentaria, escasez de agua, deforestación extrema, pérdida de biodiversidad, graves consecuencias para la salud y conflictos por la tierra con comunidades indígenas y campesinas”.
“La empresa no ha respondido adecuadamente a los graves riesgos para los derechos humanos y el medio ambiente directamente relacionados con su modelo de negocio en la región. Tampoco se han supervisado los impactos del uso de semillas genéticamente modificadas y pesticidas, ni se han tomado medidas adecuadas para prevenirlos y mitigarlos”, afirma Sarah Schneider, experta en agricultura y nutrición mundial de Misereor.
Poco más del 50% de la tierra cultivable de estos países se destina a la soja genéticamente modificada. Bayer asegura ser el líder latinoamericano en la comercialización de semillas de soja resistentes al glifosato y de los pesticidas basados en esta sustancia.
Respecto a la queja, Abel Areco, Director de BASE-IS, sostuvo: “Mostramos que, a causa del avance del cultivo de soja, en nuestra región la gente sufre intoxicaciones y enfermedades graves. Hay fuentes de agua locales tan contaminadas que no se pueden consumir más, las comunidades indígenas y campesinas son despojadas de sus territorios, afectando sus formas de vida y de alimentación, miles de hectáreas de bosque desaparecen, amenazando a los animales y plantas locales”.
“Las Directrices de la OCDE son claras en establecer deberes de debida diligencia para la cadena de valor descendente, sobre todo en los casos en que se puede prever el mal uso de un producto. Aunque la ley alemana de la cadena de suministro en su versión actual no incluya esta parte de la cadena de valor, Bayer debe cumplir con las Directrices de la OCDE. Pedimos que para la soja transgénica y pesticidas a base de glifosato, Bayer desarrolle políticas de debida diligencia basadas en el riesgo y que consideren el contexto en Latinoamérica para contribuir a una solución a largo plazo”, agregó Silvia Rojas Castro, Asesora Legal del ECCHR.
La OCDE dispone ahora de tres meses para decidir sobre la admisibilidad de la denuncia y apoyar así la mediación entre las partes afectadas y la empresa. Las organizaciones esperamos que Bayer responda a la denuncia y participe activamente en la resolución de los problemas.
Fuente: CELS