La Cámara baja convirtió en ley la Promoción de la Alimentación Saludable. La votación fue transversal a los bloques políticos que no tuvieron una posición homogénea.
El proyecto de ley de Etiquetado Frontal de Alimentos, que comenzó a tratarse pasada las 15.45, fue aprobada cerca de la medianoche en la Cámara de Diputados, y se convirtió en ley tras un debate de más de 8 horas de intervenciones de los legisladores de diferentes bloques que tuvieron cruces políticos menores, lo que facilitó el tratamiento del tema.
Con las organizaciones que impulsaron dicho proyecto en los palcos y la presencia de la ministra de Salud, Carla Vizzotti, el tablero en Diputados marcó a las 23.43: 200 votos a favor, 22 negativos y 16 abstenciones, con el apoyo de la mayoría del Frente de Todos, algunos sectores de Juntos por el Cambio y otros bloques minoritarios como el Frente de Izquierda.
En el transcurso de la sesión hubo diferentes momentos de chicana política con un tinte electoralista, pero no influyó en el contexto de la sesión y la ley de Etiquetado Frontal de alimentos superó la grieta política.
La ley de Etiquetado Frontal de Alimentos tuvo varias voces que se alzaron en su contra, entre las cuales se destacó la de los legisladores nacionales por Tucumán de diferentes espacios políticos, aunque votaron en forma diferente ya que obtuvo con algunas disidencias parciales el acompañamiento de los diputados del FdT.
Debate final
En el cierre del debate, cerca de las 23.30, la oficialista Florencia Lampreabe, una de las voceras del tema dentro de su bloque, celebró estar votando una ley “tan debatida, trabajada y esperada”, que tiene como fin “poner un freno a las mentiras de las grandes industrias alimentarias”.
“En Argentina consumimos muchísima más azúcar de la que sabemos, en promedio unos 150 gramos por día, que es como 37 cucharadas por día, que triplica lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud”, detalló.
Con reconocidos productos en su banca, marcados con los octógonos negros, la legisladora alertó que Argentina se ubica “en el primer puesto de la región y en el cuarto puesto del mundo” respecto al consumo de azúcar. “Nunca en la historia de la humanidad debemos haber estado tan lejos de saber qué son, de dónde salen y cómo se producen muchos de los alimentos que consumimos”, consideró.
La camporista mencionó además que, en el país, las enfermedades no transmisibles “son la primera causa de muerte”.
“Nos estamos enfermando por la comida”, exclamó. Más tarde, en su discurso, aclaró que “no se trata de prohibir, ni de demonizar, ni de decirle a nadie lo que tiene que comer o dejar de comer. De lo que se trata es de terminar con las fake news de la comida”.
Desde Juntos por el Cambio, el diputado puntano Alejandro Cacace enfatizó que 14 estudios a nivel internacional demuestran que “la mejor alternativa” para que el consumidor sea advertido efectivamente sobre lo que compra “es el etiquetado frontal de alimentos”, un sistema que “desde 2016 para acá” más de 30 países lo han adoptado.
El legislador radical resaltó que el proyecto está vinculado a “una problemática de salud” que tiene Argentina, y señaló que en los países que ya cuentan con esta ley hubo “una reducción del 40% en los productos etiquetados” y “esto es porque se logró dar a los consumidores información” para que “puedan tomar sus decisiones más saludables”, agregó.
“La industria alimenticia de los países que lo implementaron no desapareció, sino que se readaptaron”, argumentó y avaló los parámetros nutricionales de la OPS.
A su turno, la diputada de Consenso Federal Graciela Camaño recordó que es autora de uno de los 13 proyectos que se presentaron sobre etiquetado de alimentos en la Cámara baja, por eso afirmó: “Comparto el propósito, el espíritu y los fundamentos de la iniciativa”. Y señaló que esta norma contribuye a encontrar “alternativas para resolver el sobrepeso, la obesidad infantil y la malnutrición”.
“Es indudable la necesidad de un sistema de etiquetado diferente al actual”, defendió, pero lamentó que no se le hayan podido insertar modificaciones al texto. “Lamento que la práctica legislativa de los últimos años no permita que la cámara revisora, por decisión política de la mayoría, sea de un lado o el otro, pueda introducir modificaciones”, expresó.
En ese sentido, la legisladora habló de “tres errores graves que tiene la ley” y apuntó como uno “el tema de la armonización y complementación” con las normas del Mercosur, “un argumento sostenido por nuestra Cancillería”.
También rechazó “los parámetros de nutrientes de la OPS” que “no especifican cuáles van a ser los alimentos objetos del régimen de etiquetado”.
Finalmente, se manifestó en contra de los plazos que se estipulan, y comparó: “Los uruguayos se tomaron desde 2018 a 2020 para que sea obligatorio. Los chilenos hicieron un proceso de cambio gradual, que fue del 2012 al 2016”.
En el inicio de la defensa del dictamen de mayoría, la presidenta de la Comisión de Legislación General, Cecilia Moreau (FdT), aseguró: “Con esta ley se busca la prevención de la salud y la garantía de los derechos de todos los argentinos”.
“El octágono negro es la forma más eficaz de que los consumidores detecten nutrientes críticos en los productos alimenticios”, sentenció la legisladora del FdT.
Moreau señaló: “El mundo atraviesa una problemática recurrente: las enfermedades crónicas no transmisibles. Nuestro país no es la excepción, y hoy estamos diciendo que el Estado argentino no va a mirar para otro lado y va a dar la pelea”.
A continuación, Liliana Schwindt (FdT) expresó que el proyecto de ley de etiquetado frontal “es poner en los más alto los derechos de los consumidores que vienen reclamando información, clara, precisa, veraz”, y señaló: “Quisiera remarcar la ventaja de la ley para la industria alimentaria, le permite orientarse a una producción saludable sin incurrir en mayores costos y potenciarse en la inserción en los mercados de consumo”.
“La implementación de la ley en Chile no solo tuvo un impacto en la industria, sino que fue beneficiosa. En segundo lugar, hay que resaltar el avance que resultan en la calidad agroalimentaria. Esta ley es beneficiosa para la industria”, comparó la legisladora oficialista.
Además, continuó: “En tercer lugar esta ley es una iniciativa de salud pública que tanto faltó en esta pandemia que atravesamos porque previene enfermedades como obesidad, hipertensión, cardiovasculares, la diabetes, la falta de información al consumir estos productos altos en sodio, azúcares, hacen que estas enfermedades se propaguen y sean una pandemia silenciosa que fueron un riesgo para el Covid-19, estamos tomando una medida de salud pública muy beneficiosa”.
También, destacó que “es una cuestión de economía porque los gastos en los que incurre el Estado para el tratamiento de estas enfermedades, son muchos más elevados que los que se destinan a las campañas de prevención. Esta ley es una herramienta para producir alimentos de mejores estándares de calidad, y nos brindará un paso más en la lucha contra la mal nutrición”, y concluyó que “los más afectados son los niños a donde apunta el marketing de promoción que nada tiene que ver con alimentarse bien, sino con vender”.
A su turno, la diputada radical Brenda Austin defendió el dictamen de mayoría a manifestar: “Tratamos un tema tan importante como el Etiquetado Frontal de Advertencia en la República Argentina, y pudimos derribar mitos sin haber caído en la grieta y en defensa del derecho a la Salud. Esto es un ejemplo claro de ello. Una deuda desde la década de los 90, que permite que los ciudadanos tengan información, fundamentales para las enfermedades no transmisibles. Rescatando la transversalidad, claramente representativo de esta Cámara para avanzar en el tema. Estamos frente a una gran epidemia: la del sobrepeso”.
“La dificultad que representa al tratar el tema en el contexto de pobreza que tiene que ver con casi uno de cada dos chicos viviendo en la pobreza, y tratar de cambiar los hábitos alimentarios. Esta ley incorpora dentro de sus artículos la disposición de que el Estado al momento de llevar adelante la compra de los bolsones alimentarios, de programas alimentarios, la provisión en las escuelas para comedores escolares deberá priorizar aquellos productos que no tengan etiquetado de advertencia”, apuntó la legisladora cordobesa.
Asimismo, dijo que “es una iniciativa que busca dar paso a una transformación en los hábitos alimentarios para hacerlos más saludables. Demás está decir que la etiqueta actual es absolutamente insuficiente. Apenas un tercio de las personas las leen y la mitad de los que la leen las entienden, no es posible ampararse en tener un alimento en base a ignorar, a esconder lo que estos productos tienen”.
La primera consideración negativa al dictamen de mayoría llegó de parte de la diputada porteña Carmen Polledo (JxC) quien manifestó: “Debemos pensar en un sistema de etiquetado integral y completo, es por eso que presentamos un dictamen proponiendo una alternativa que cumpla con el propósito de modificar los hábitos alimenticios”.
Para marcar las diferencias que hay dentro de Juntos por el Cambio, la legisladora porteña Carla Carrizo señaló que “es una ley sumamente importante y necesaria porque es una cuestión de salud pública. Es importante que sea con los octógonos porque está comprobado que es el método que mejor protege”.
La diputada Claudia Márquez de Córdoba Federal también se manifestó con cuestionamientos a varios puntos de la ley de Etiquetado Frontal de alimentos como “la falta de armonización en los pactos con el Mercosur” y “el impacto que tendrá esta norma con la producción alimenticia de nuestras industrias” y sobre el aspecto de la publicidad que tienen dicha normativa. Sin embargo, adelantó que votará a favor en general.
Otro de los críticos fue el diputado porteño Alejandro García porque “no se pudo tocar ni una letra de lo que venía del Senado, se oyó a todos, pero no se escuchó a nadie y todas las observaciones que se hicieron desde diferentes sectores fueron inútiles”.
“Quiero dejar en claro la buena fe con la que se maneja la gran mayoría que propicia este proyecto de ley, todos compartimos la preocupación para lograr una alimentación saludable y que evite consecuencias dañinas a la salud, pero acá no se escuchó a nadie”, remarcó.
También hizo observaciones al dictamen de mayoría la diputada cordobesa Soher El Sukaría al aseverar que este proyecto “no solamente no se armoniza la normativización, sino que además no está previsto que la norma se aplique a los alimentos procesados y ultraprocesados. Solamente se remite al perfil nutricional de la Organización Panamericana de la Salud”.
“El trabajo en comisión fue rico, pero no logramos que otra mirada que no fuera el texto como venía del Senado. No se permitió que se rediscuta para enriquecer un proyecto que ya de por sí atrasa. En Argentina necesitamos generar empleo”, esgrimió El Sukaría.
Sin embargo, la legisladora bonaerense, Mariana Stillman (JxC), consideró: “Esta ley viene a cumplir con el mandato constitucional del Artículo 42, el cual establece que los consumidores tienen derecho a la protección de su salud, a una información adecuada y veraz, y a la libertad de elección”.
Por su parte, el presidente del interbloque de Unidad Federal para el Desarrollo, Jose Luis Ramón, afirmó que se debe sancionar el proyecto de etiquetado frontal porque “la Constitución Nacional nos obliga a proteger la salud, más allá de la presión de las 12 empresas productoras de alimentos y las 6 supermercadistas que no quieren tener un octógono para informar y empoderar a los consumidores”.
Al defender el proyecto de etiquetado frontal, el diputado mendocino dijo que “hace más de 20 años que peleo desde la sociedad civil, impulsando leyes que benefician directamente a las familias. Me satisface ver en las gradas a las Asociaciones que luchan para mejorar la nutrición en Argentina”.
En defensa de la industria alimenticia, la diputada correntina Ingrid Jetter (JxC) sentenció que “esta ley es inútil, imperfecta, mala y puede generar peores efectos. Para los que queremos mejorar la alimentación es absolutamente insuficiente porque si hay dos paquetes de galletitas que superan los valores, pero uno lo hace por muy poco y otro por mucho, esa información no está en los octógonos negros y el consumidor no la tiene y no puede elegir. Entonces es peor”, remarcó.
“También prohíbe toda información nutricional si el alimento ya tiene un octógono. Entonces eso es perjudicial porque se oculta el detalle de la información”, manifestó Jetter, quien sentenció: “Es una ley que nivela para abajo y subestima al ciudadano”.
“La industria alimenticia es lo único que nos queda. Esta ley nace de vuelta en la lógica en amigo enemigo y le pone toda la responsabilidad de la obesidad a la industria alimenticia al igual que ahora le carga toda la responsabilidad de la inflación a la industria”, dijo Jetter quien chicaneó: “Los choripanes que reparten en las campañas van a venir con el octágono”, preguntó.
En uno de los discursos, el oficialismo salió al cruce de Juntos por el Cambio que reiteraba que su preocupación por el hambre y el crecimiento de la pobreza.
Al respecto, el diputado del FdT Leonardo Grosso disparó: “Escucho a muchos diputados del Pro hablar del hambre y se fueron con esto Congreso declarando la emergencia alimentaria. Con más de 20 mil comedores en la Argentina”, remarcó.
“Sería bueno que si están preocupados por el hambre hablen con (Horacio Rodríguez) Larreta que promociona el desabastecimiento en contra del control de precios”, señaló Grosso.
Al finalizar, el diputado del FdT señaló que “si aplicáramos el etiquetado frontal de alimentos a muchos de la oposición les aparecía en la frente Molinos del Río de la Plata o Molinos Cañuelas”.
Esta frase no cayó bien en el bloque JxC y fue el diputado porteño Jorge Enriquez quien salió al cruce: “Acá no hay ningún lobby. En mi posición contraria a esta ley solo hay sensatez, cosa que ustedes -los kirchneristas- no conocen”.
Fuente: Parlamentario