Milei ordenó retirar a la delegación argentina de la COP29

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La subsecretaria de Ambiente de Argentina, Ana Lamas, confirmó que el país no participará en las negociaciones climáticas de Bakú. Políticos y expertos opinan sobre la decisión.

Mientras los países discuten cómo será la financiación para la acción climática a partir de 2025, el gobierno de Javier Milei ha decidido retirar a la delegación argentina de la Conferencia de Naciones sobre Cambio Climático (COP29) que se está llevando cabo en Bakú, Azerbaiyán. “Nos retiramos de la conferencia por instrucciones del servicio exterior”, confirmó Ana Lamas, subsecretaria de Ambiente del Gobierno nacional.

Los equipos técnicos de la Subsecretaría de Ambiente y de Cancillería que integraban la delegación venían participando en las negociaciones hasta que el martes por la tarde (en horario local) fueron notificados de la medida tomada por las autoridades políticas. Desde este miércoles –y siguiendo las instrucciones recibidas– no acudieron al edificio donde se toman las decisiones multilaterales para avanzar en una acción climática ambiciosa y justa.

El extraño argumento detrás de la medida sería “no interceder en los consensos” de la conferencia. Eso se da en el marco de un Gobierno nacional que se disoció del reciente Pacto para el Futuro consensuado en Naciones Unidas, que critica la Agenda 2030, y bajo un presidente que, en palabras de Lamas, “cree que el cambio climático no es 100% producido por las actividades humanas”. Recordatorio importante: el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) ha sido muy claro con la evidencia mostrada en su último informe sobre el rol inequívoco de la influencia humana en el calentamiento de la atmósfera, el océano y la tierra.

Qué implica la medida y qué no

Según lo conversado con la subsecretaria argentina, la instrucción sólo se limita a no participar presencialmente en estas dos semanas de negociaciones climáticas en Bakú. Por tanto, no implica –al menos de momento– ni retirarse del Acuerdo de París ni de la Convención Marco de Naciones Unidas en Cambio Climático (CMNUCC). Habrá que esperar a ver si, con Donald Trump como presidente de Estados Unidos, el gobierno de Milei adopta otra medida respecto de los compromisos asumidos.

“Ante esto que está pasando con los eventos climáticos extremos, donde no sólo Brasil se vio afectado por la sequía debido a los incendios sino incluso la propia Argentina, cualquier reducción en los esfuerzos para alcanzar los compromisos del Acuerdo de París es una declaración en contra no sólo para el equilibrio climático, es un debilitamiento de la protección de la vida, de los sistemas agrícolas, de los sistemas energéticos”, señala Marina Silva, ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático de Brasil, tras conocer la noticia, y agregó: “Ello genera, en consecuencia, pérdidas económicas, sociales y ambientales que son incalculables e irreparables”.

“Sin conocer las razones por las cuales Argentina se ha retirado de la negociación, esta es una decisión que no tiene precedentes e implica un cambio de rumbo en las negociaciones internacionales del país”, señala Andrés Napoli, director ejecutivo de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), que agrega: “Si nos preguntamos quiénes festejan esta decisión podemos indicar que son las compañías petroleras, las que pretenden deforestar en el monte nativo y quienes pretenden tener una economía de mercado sin ningún tipo de limitaciones”.

Cuán inteligente es la decisión

Tras haber participado en las negociaciones intermediarias de junio pasado en Bonn y estar presente durante dos jornadas aquí en Bakú, el Ejecutivo de Milei se retira de la edición más importante en los últimos años sobre un tema crucial para un país en desarrollo –y endeudado– como Argentina: la financiación. En esta COP29, los gobiernos tienen el desafío de decidir los detalles de la Nueva Meta Colectiva y Cuantificable de Financiamiento Climático (NCQG, por sus siglas en inglés), es decir, cómo será la movilización de recursos económicos que los países desarrollados deben hacer a países en desarrollo (como es el caso de Argentina).

“Es una situación suicida”, sentencia Óscar Soria, director de la iniciativa Common. “Argentina ha sufrido el impacto del cambio climático, por ejemplo, con las extensas sequías que incluso generaron mayor endeudamiento. Las exportaciones del país son vulnerables a la crisis climática. Que salga de estas discusiones es suicida porque necesita tener financiamiento tanto en mitigación como en adaptación. Está dando una señal muy equivocada a la comunidad internacional de no estar dispuesta a dialogar y participar en el que la crisis climática, la crisis de la biodiversidad y la crisis financiera están interrelacionadas”.

A lo largo de los años y de los diferentes gobiernos, Argentina venía manteniendo una postura común con otros países en desarrollo de exigirle a los países desarrollados cumplir con su responsabilidad histórica de movilizarles recursos económicos para poder implementar sus políticas climáticas. De hecho, esa venía siendo también la postura que mantenía la delegación bajo el Gobierno de Milei.

Creo que es un error que cualquier gobierno saque a sus negociadores del campo de juego y no los represente en las negociaciones, especialmente cuando se están por tomar decisiones importantes sobre el futuro del Acuerdo de París, el sistema climático multilateral, y sobre el alcance, la magnitud y la asignación de financiación climática a largo plazo. Si yo fuera un país, particularmente un país en desarrollo, querría estar presente cuando se tomen esas decisiones”, analiza Alden Meyer, senior associate de E3G y un experto histórico de las negociaciones climáticas, que aclara: “Esto no es una declaración sobre Argentina. Se trata de cualquier país que realmente tenga interés en el futuro de este sistema, de la gestión de la emergencia climática y de los impactos que sufren las personas en el mundo. Tienen que estar aquí, arremangándose y trabajando para conseguir lo máximo que puedan para su gente”.

Las discusiones sobre la NCQG incluyen definir cuánto dinero se movilizará, quiénes proveerán de ese dinero, quiénes lo recibirán y bajo qué modalidad será ello. Sobre este último elemento, los países en desarrollo reclaman priorizar modalidades como grants y no préstamos que terminan endeudan más a países ya endeudados, como la Argentina.

En medio de las difíciles discusiones y sorprendido con la noticia, Diego Pacheco, jefe de delegación de Bolivia, señala: “Es un contrasentido y una traición a los argentinos que están esperando noticias de financiamiento para hacer frente a la crisis climática en su territorio”.

Más allá de la sorpresa inicial, ¿tendrá la decisión del Gobierno de Milei un impacto en las negociaciones de los próximos días? “No creo que esto tenga mayor impacto aquí”, analiza Pacheco, que sentencia: “Tengo todavía mucha fe en el multilateralismo”.

Fuente: Climática

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