¿Por qué cambiaron los colibríes?

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Un estudio reciente revela alteraciones anatómicas, incluso en el comportamiento de estas aves, debido al néctar artificial.

Algunas especies de colibríes están experimentando transformaciones anatómicas y de comportamiento debido a su adaptación a entornos urbanos, especialmente en América del Norte. Según un estudio publicado en Global Change Biology, el uso generalizado de bebederos artificiales genera presiones evolutivas que están moldeando la anatomía y hábitos de estas aves.

En concreto, revela que en las últimas décadas se registraron modificaciones en el tamaño y forma del pico del colibrí de Ana (Calypte anna), una especie nativa del oeste de América del Norte. Este fenómeno está relacionado con la alimentación suplementaria que brindan los bebederos domésticos instalados en jardines urbanos, donde el néctar fluye con mayor abundancia que en las flores silvestres.

Cambios y adaptaciones

En condiciones naturales, el pico del colibrí es largo y delgado para acceder al néctar escondido en corolas profundas. Sin embargo, el estudio indica que los ejemplares urbanos de Calypte anna presentan picos significativamente más largos y gruesos. Esta modificación facilitaría la recolección eficiente del alimento artificial, una ventaja evolutiva en contextos urbanos densamente poblados.

Además, se observaron diferencias entre sexos: los machos están desarrollando picos más afilados y puntiagudos, presumiblemente como una forma de competencia directa entre individuos por el acceso a los bebederos. Esta tendencia sugiere que la competencia por recursos proporcionados por el ser humano también está influyendo en la evolución de la especie.

El estudio documentó también que la alimentación asistida y la disponibilidad de flora introducida – con el crecimiento de los centros urbanos y la introducción de árboles de eucalipto – llevó a un aumento en la densidad poblacional del colibrí de Ana desde California hacia el norte.

En tan solo 20 años – entre 1930 y 1950, unas diez generaciones de estas aves – los colibríes ya mostraban alteraciones significativas en su morfología. “Parece que se están moviendo a donde vamos y cambiando con bastante rapidez para tener éxito en sus nuevos entornos”, afirmó Nicolas Alexandre, genetista en Colossal Biosciences y coautor del estudio.

El colibrí de Ana podría estar siguiendo un camino evolutivo similar al de la paloma (Columba livia, el ejemplo más emblemático de comensalismo urbano), que desde hace siglos convive estrechamente con los seres humanos en las ciudades.

Fuente: Infobae