Una bacteria láctica refuerza el sistema inmune para prevenir o afrontar infecciones respiratorias e intestinales. Aplicada al alimento transformó el producto que se distribuye masivamente en uno funcional. La investigación llevó casi 20 años.
Investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) presentaron ayer el desarrollo de la cepa probiótica “Lactobacillus rhamnosus CRL 1505”. Se trata de una bacteria láctica que refuerza el sistema inmune para “prevenir o afrontar infecciones respiratorias e intestinales”. Aplicada a un yogur, transformó el producto que se distribuye masivamente en un “alimento funcional” que llegará a la población de todo el país.
La cepa forma parte de la colección de cultivos del Centro de Referencia para Lactobacilos (Cerela), que tiene sede en Tucumán. Este es referente nacional e internacional en el estudio de bacterias lácticas, además de pionero en transferencia de tecnología.
“El yogur que contiene el microorganismo probiótico de esta cepa ya está en las góndolas, y es la primera vez que llegará masivamente a toda la sociedad, a través de la empresa de la envergadura de Danone”, señaló la investigadora principal del Conicet en el Cerela y responsable técnica del proyecto, María Pía Taranto.
La investigación llevó casi 20 años, contó la bioquímica especializada en alimentos funcionales. Destacó también que representó allí a todo un grupo de investigadores/as, técnicos/as del Conicet que la llevaron adelante.
“Los probióticos son microorganismos que tienen un efecto benéfico una vez que son incorporados en nuestro organismo”, explicó la bioquímica. La cepa presentada, “tiene la función de aumentar las defensas naturales del organismo, optimiza la respuesta inmunológica, que permite al organismo defenderse mucho mejor de infecciones por patógenos virales o bacterianos y mantener un estado de salud en nuestro intestino y nuestro sistema respiratorio”.
A su vez, Taranto aclaró que “no todas las bacterias lácticas son probióticas”. Para que un microorganismo sea considerado probiótico debe ser objeto de rigurosos estudios científicos.
En el proceso de desarrollo de la tecnología, la cepa CRL1505 transitó diferentes fases de investigación necesarias para obtener este estatus. Se hizo siguiendo los requisitos de los entes regulatorios pertinentes tanto nacionales como internacionales, informaron desde el Conicet.
En cuanto a los beneficios respiratorios, la investigadora explicó que el sistema inmunológico “está interconectado”. Es así que, si bien estas bacterias ingresan a través de la ingesta y el primer blanco de acción es el intestino, donde ‘gatilla’ una respuesta inmune, “los metabolitos inmunológicos viajan a través de las mucosas y llegan a las mucosas respiratorias”.
Contó que este producto será “para todas las edades” y aseguró se convirtió ahora en “un alimento funcional”, que además de todo el aporte nutritivo que tiene per se “tiene el plus del beneficio de la materia probiótica”.
El Conicet destinará yogures provistos por la empresa a instituciones de bien público con fines sociales. Y tanto el Consejo como la provincia de Tucumán obtendrán regalías sobre la venta de la nueva línea de productos, informaron desde la Gerencia de Vinculación Tecnológica del Conicet.
“En lo personal siento una enorme emoción, orgullo y gratitud. Trabajar para mi país es prioritario. Con las herramientas que nos da el Conicet y la educación pública podemos irnos quizás a otros lugares del mundo, pero elegimos hacer ciencia acá y ver transformarse todos los resultados de la investigación en productos para la sociedad, para quienes trabajamos”, concluyó.
El convenio público-privado con Danone consiste en el licenciamiento de la cepa CRL1505 para ser incorporada en su línea de yogures y así poder ofrecer productos con propiedades funcionales como alimentos probióticos.
Fuente: Télam