Especialistas de todo el mundo advierten sobre la generación de nuevos hábitats propicios para la proliferación de los transmisores del virus del dengue, zika y chikungunya. Qué podemos hacer y qué se hace en el mundo.
Con la llegada del calor, resulta necesario hablar del dengue, zika y chikungunya. Estas enfermedades dejaron de ser exclusivas de zonas tropicales e incluso se registran casos en temporada invernal.
Se trata de enfermedades que afectan tanto la calidad de vida de las personas infectadas como la economía de los países al sobrecargar los sistemas de salud, entre otros impactos.
Factores como el cambio climático y la falta de planificación urbana generan nuevos hábitats propicios para la proliferación de los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus, transmisores de estos virus.
Por un lado, el aumento de las temperaturas medias, las lluvias intensas y las sequías prolongadas crean condiciones ideales para que los mosquitos del género Aedes puedan sobrevivir y reproducirse en zonas que antes resultaban hostiles. Especialistas señalan también que “la plasticidad genética del Aedes aegypti le permite adaptarse a temperaturas más frías y climas más secos que los que habitaba antes”.

“Lo que hace singularmente peligroso al Aedes aegypti es su capacidad de adaptarse al entorno urbano. No necesita selva ni lagunas: con una terraza descuidada o un patio con recipientes al sol es suficiente. Las enfermedades que transmite ya no son tropicales: son urbanas, metropolitanas y globales”, definió Marcelo Quipildor, médico infectólogo, miembro de los servicios de infectología del Hospital Público Materno Infantil de Salta y del Hospital San Vicente de Paul de Orán.
Por otra parte, la urbanización incompleta, sin infraestructura y servicios adecuados para el crecimiento de las ciudades o asentamientos humanos, genera también lugares propicios para la proliferación de mosquitos. Un factor de gran incidencia son los cementerios, en donde una gran cantidad de floreros se transforman en criaderos.
Algunos datos
Según la Organización Panamericana de la Salud, en 2024 se reportaron más de 12,6 millones de casos de dengue en América Latina, casi el triple que en 2023. Más de 21.000 de esos casos fueron considerados graves y más de 7.700 personas perdieron la vida. Brasil, Argentina, Colombia y México son los países que concentran la mayoría de los contagios y muertes en la región.
En tanto, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguran que “entre 2000 y 2019, se documentó que el número de casos notificados en todo el mundo se había multiplicado por diez, pasando de 500.000 a 5,2 millones”.
En el caso del Chikungunya, la enfermedad puede debilitar o incapacitar a las personas infectadas durante años, y se está propagando a más regiones del planeta.
En lo que va de 2025, se reportaron más de 240.000 casos en todo el mundo, incluyendo 200.000 en América Latina y 8000 en China.

En tanto, el Zika es un virus que en 2016 encendió las alarmas por su rápida expansión y los efectos que genera sobre todo en mujeres embarazadas, dado que como atraviesa la placenta produce graves trastornos neurológicos en los recién nacidos.
Una investigación de especialistas del CONICET, publicada en la revista Nucleic Acid Research, revela un proceso de adaptación del virus a la célula adquiriendo “la capacidad de usar al sistema inmune en su propio beneficio”. Así lo explicó Andrea Gamarnik, investigadora en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires (IIBBA, CONICET-FIL) y directora del Laboratorio de Virología Molecular de la Fundación Instituto Leloir (FIL).
El resultado de este trabajo permite avanzar hacia el desarrollo de antivirales y/o hacia formas innovadoras de controlarlo.
Prevención
La eliminación de criaderos es la mejor herramienta de prevención al evitar la proliferación de mosquitos. Es por ello que las medidas sanitarias y la colaboración de toda la comunidad son de gran importancia.
En China, donde el brote de Chikungunya es uno de los más significativos hasta la fecha, se emplean drones para localizar y eliminar focos de agua estancada donde los mosquitos puedan depositar sus huevos. Además, se liberaron peces en estanques para que se alimenten de las larvas y se intensificaron campañas de fumigación en parques y espacios públicos.

Asimismo, equipos sanitarios realizan inspecciones domiciliarias y aplican sanciones a quienes mantengan depósitos de agua sin tratar. En los casos confirmados, en tanto, los pacientes son aislados en hospitales bajo mosquiteros durante una semana, como parte de la estrategia de contención.
A nivel individual, es necesario mantener los espacios limpios y ordenados, y eliminar los recipientes que puedan contener agua. Además, se recomienda:
- Usar repelentes.
- Vestir ropa de manga larga.
- Proteger viviendas con mosquiteros, teniendo en cuenta la resistencia creciente a los insecticidas.
- Evitar la exposición en espacios abiertos, especialmente en horas de la mañana y al atardecer.
- Buscar asistencia médica en caso de presentar fiebre alta, dolor intenso en las articulaciones, dolor de cabeza, erupciones cutáneas y dolor muscular.
Cabe resaltar que el Aedes aegypti prolifera en los barrios de bajos recursos en ciudades con sistemas de agua y redes cloacales deficientes. Sin embargo, el monitoreo de las enfermedades en general, a nivel mundial, sufrió un duro golpe por los abruptos recortes de fondos que aportaba Estados Unidos y que financiaba gran parte del monitoreo en países de menores ingresos.
Con información de Infobae – The New York Times