Un iceberg gigante amenaza a focas y pingüinos

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El bloque de hielo, de un billón de toneladas, avanza hacia la isla Georgia del Sur, un paraíso ecológico lleno de vida salvaje. Nos recuerda cómo los fenómenos naturales, combinados con el cambio climático, pueden afectar los delicados equilibrios de los ecosistemas.

El enorme iceberg A23a, tan alto como un edificio de 40 metros, se dirige lentamente hacia la isla Georgia del Sur, en el océano Atlántico Sur. Su llegada podría cambiar drásticamente el equilibrio de un ecosistema que alberga millones de pingüinos y focas.

Si queda atrapado en las aguas poco profundas de la isla, podría bloquear el acceso de los pingüinos adultos a sus zonas de alimentación. Esto obligaría a los padres a nadar distancias más largas, gastando más energía y trayendo menos comida a sus crías.

Según el oceanógrafo Andrew Meijers, esto podría aumentar significativamente las tasas de mortalidad en algunas colonias.

Aunque el iceberg representa una amenaza para algunas especies locales, el ecosistema del océano Austral ha evolucionado para adaptarse a estos fenómenos. Según Scambos, este entorno ha coexistido con los icebergs durante cientos de miles de años, lo que lo hace resistente a sus efectos.

La factor humano

Los desprendimientos de icebergs son procesos naturales, pero se están volviendo más frecuentes debido al cambio climático. A medida que las temperaturas aumentan, más agua dulce fluye al océano, acelerando la formación de grandes icebergs como A23a.

Este iceberg, que se desprendió en 1986, estuvo atrapado entre el hielo marino durante décadas antes de comenzar su actual deriva. Según Ted Scambos, de la Universidad de Colorado, esta zona es una ruta común para grandes icebergs, conocida desde las expediciones de Sir Ernest Shackleton.

El futuro de A23a

En las próximas semanas, el iceberg podría quedar atrapado cerca de la isla o continuar su deriva. Con el tiempo, se fragmentará en pedazos más pequeños y terminará derritiéndose. Mientras tanto, científicos como Meijers destacan la importancia de monitorear estos eventos, ya que revelan cómo el cambio climático está alterando los patrones naturales del océano Austral.

La llegada de A23a es un recordatorio de cómo los fenómenos naturales, combinados con el cambio climático, pueden influir en los delicados equilibrios de los ecosistemas polares.

Fuente: Gizmodo