Piden que se investigue el crimen de Berta Cáceres “sin interferencias”

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A nueve años del asesinato de la ambientalista hondureña, advierten que “la violencia contra quienes defienden la vida y los bienes comunes sigue siendo una estrategia de terror impuesta por el poder empresarial y criminal en el país”.

El Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) exigió que las investigaciones sobre el asesinato de la ambientalista Berta Cáceres “avancen sin interferencias”. Fue en el marco del noveno aniversario del crimen, ocurrido el 2 de marzo de 2016, y piden que se procese a los autores intelectuales.

“Exigimos que las investigaciones avancen sin interferencias y que los autores intelectuales sean procesados. La conformación del Grupo Interdisciplinario de Expertos y Expertas Independientes (GIEI) es clave para esto”, expusieron en un comunicado del COPINH, del que Cáceres fue cofundadora.

Subrayaron que su trabajo debe “contar con todas las garantías para investigar las responsabilidades intelectuales del crimen, los delitos de corrupción y los fraudes financieros”. Enfatizaron que, aunque ha habido avances, “la justicia sigue incompleta”, por ello demandaron la identificación y el enjuiciamiento de todos los que planificaron y financiaron el asesinato de la ambientalista hondureña.

“Berta Cáceres vive en la lucha de los pueblos. Su legado nos impulsa a seguir defendiendo la vida, la justicia y la dignidad de nuestros territorios”, señalaron.

Quién fue Berta Cáceres

Guardiana de los ríos y la dignidad de los pueblos, Berta Cáceres, nació el 4 de marzo de 1971 en Honduras.

La líder indígena lenca, feminista y defensora del medioambiente, fue fundadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH). Dedicó su vida a la lucha por los derechos de los pueblos originarios y la protección de los recursos naturales frente a megaproyectos destructivos.

Su lucha contra la represa Agua Zarca, impulsada sin el consentimiento de las comunidades lencas, la convirtió en una de las voces más poderosas del activismo ambiental. En 2015, recibió el prestigioso Premio Goldman por su valentía, donde pronunció este discurso. Un año después, fue asesinada por su resistencia.

Impunidad

La ambientalista se oponía a la construcción de la hidroeléctrica Agua Zarca en la comunidad del Río Blanco, de la empresa Desarrollos Energéticos Sociedad Anónima (DESA). Fue asesinada pese a contar con medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para protegerla de las constantes amenazas que recibía.

Tras “casi una década de su asesinato, el camino hacia la justicia ha sido arduo y marcado por obstáculos impuestos por quienes han querido garantizar la impunidad de los autores intelectuales del crimen”, subrayó el COPINH. La coordinadora general es Bertha Zúñiga, una de las hijas de la ambientalista hondureña asesinada.

En noviembre de 2024, la Corte Suprema de Justicia ratificó las sentencias contra los siete condenados por el asesinato de Cáceres y el intento de asesinato del ambientalista mexicano Gustavo Castro. Fue el único testigo y era huésped de la líder indígena el día del crimen.

Roberto David Castillo, un ejecutivo de DESA, fue condenado en junio de 2022 a 22 años y seis meses de prisión como coautor del asesinato de Cáceres. Sin embargo, el Supremo hondureño “redujo su condena, dejando en evidencia la influencia de los poderes sobre el sistema judicial”, lamentaron desde el COPINH.

Además, afirmaron: “La persecución contra los movimientos sociales y defensores del territorio no ha cesado. Las mismas estrategias usadas contra Berta se han repetido con otros compañeros y compañeras”.

Desde el COPINH destacaron que el asesinato del ambientalista Juan López, ocurrido el 14 de septiembre, “es una prueba de ello”. Al igual que Cáceres, había sido “amenazado y tenía medidas cautelares de la CIDH, pero el Estado de Honduras no garantizó su protección”.

“La violencia contra quienes defienden la vida y los bienes comunes sigue siendo una estrategia de terror impuesta por el poder empresarial y criminal en el país”, concluyeron desde el COPINH.

Fuente: EFE – Resumen