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Revivimos el paso de La Renga por Salta. Una antesala de lujo y El Banquete más esperado.

La Renga pasó por Salta en el marco de la gira presentación de su décimo disco de estudio, Alejado de la red. Miles de renguerxs giraron con ellos recorriendo también Córdoba, San Luis y Neuquén. Más de 20 mil vibraron en El Banquete que brindaron en el Autódromo Martín Miguel de Güemes, justamente aquí, en Salta, con Estática y Perro Ciego como grandes bandas invitadas. Lo revivimos.

“Hoy parece ser el día perfecto, todos ponen lo que tienen que poner…”. Los 31 grados ya son 35 en la piel. A cuadras del ingreso al autódromo vecinas y vecinos no se perdieron la oportunidad. La sed se apaga con birra, y se consigue de esquina a esquina. “¡Aproveche lo que adentro le va a costar mil!”, recomienda algún sabio. Patios devenidos en camping, baños alquilados, sándwiches de milanesa, choris, remeras, vasos, mates y merchandising de todo tipo coparon el barrio, que se vistió con los trapos de todo el país y países vecinos.

La previa ya lleva su buen par de horas. Asado y fernet porque, aunque haya crisis, pasarla bien no puede ser un privilegio de pocos. Aquí también se vive.

Desde temprano se despliega un operativo de seguridad, cuidadosamente pensado, que casi podría haber prescindido de la Policía de la Provincia. Después de varios filtros, llegamos al ingreso. A lo lejos, el escenario está listo. Grandes y chicos elijen su ubicación, esto es una fiesta.

La voz áspera e inconfundible de Cele Martín nos invita a compartir la frescura de Estática, proyecto musical que completan Marcelo Fernández, Flavio Acuña y Aien Salvo. Miramos al cielo amenazante y, como un temor vuelto poema, nos envuelve cantando: “No parará la lluvia, no dejaré que el tiempo nos diga qué pasó…”. Es un adelanto del primer material de la banda, Nada es para tanto, para disfrutarlo días antes de su presentación oficial.

Los apura la amenaza de lluvia y quedamos queriendo más. Se sigue, van a ser las 21 y todo se prepara para que Perro Ciego tome la escena. La imprudencia llega al público, alguien prende una bengala. Marcelo “Salchi” Dique se apura a poner un alto, el mensaje es claro, y llega. En un par de minutos vuelve a rockear con todo el poder de Martín “Gamba” Aguilera, Carlos “Pelado” Vega y Pablo “Jopo” Zenteno. La fuerza de la armónica se hace sentir en Paracaídas. “Ella paracaídas sin temor, el escribe letras con alcohol. Juntos son un only rocanrol, ellos son un tiempo sin reloj”.

Las pantallas gigantes a los laterales se encienden, crece la emoción, comienza El Banquete. “Y el mundo está enloquecido, ¿no ves? Parece un caso perdido, ya sé”, suena en la voz de “Chizzo” Nápoli, que junto al “Teté” y al “Tanque” Iglesias hacen rugir al autódromo.

Recorriendo los mejores temas, llega el homenaje a la Pacha y suena Paja Brava para invitarnos a viajar. La Banda del Oeste no se priva de nada, no nos privan de nada. Una y otra vez, corren lxs pibxs llevando el trapo más grande que pasa volando por arriba de nuestras cabezas. Ya pasó la mitad y se va terminando, de no creer.

Despedida de imitación y algunxs comienzan a irse, pero hay que esperar a los bises. Nos metemos adelante, los minutos se hacen largos. “Vamos La Renga, ponga huevo, vaya al frente, que se lo pide toda la gente”, comenzamos a agitar. Llegamos a ver al Teté que vuelve, vuelve el Chizzo, vuelve el Tanque. Se viene lo mejor.

“No llores más, dame la mano, contame tu suerte. De esta manera quizá no sea la muerte la que nos logre apagar el dolor”, cantamos a coro y pogueamos en un desahogo colectivo. “El final es en donde partí” es el amor hecho canción.

Con la promesa del Chizzo de que “no va a haber más bicho”, con la satisfacción de vivir el rock, Los Mismos De Siempre se despidieron… Hablando de la libertad.

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